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sábado, 1 de agosto de 2009

5.- OTRA VISION DE CAPERUCITA

Al hablar de Caperucita evoco recuerdos del pasado. Yo era joven y en esa época no se podía decir ROJA, sino ENCARNADA (el término era de "La Codorniz" la revista más audaz para el lector más inteligente).

Lo que me fastidia horrores de este cuento es todo lo que hacen sufrir al pobre lobo. Primero una niña tonta lo incita diciéndole que lleva un pastel y un cacharro de miel. Al lobo se le hace la boca agua, tiene hambre atrasada y la "joia" niña se ceba con el pobre animalito. Luego la abuelita, con ese papel soso y anodino. Nos ponen al lobo como un depredador feroz que se come a la pobre viejecita. !Pero si me lo pintais con un hambre de meses! ¿que quereis que haga el pobre animalito?

A ver. ¿No hubiera sido mucho más lógico y más bucólico que se hubieran sentado la Cape y el Lobo, en el bosque?. Pues claro que sí. Habrían hablado de sus cosas. La niña le hubiera invitado a un trozo de tortilla y, entre bocado y bocado, hubieran hablado de amor, de política, de enfermedades, de la gripe A, o de algunas de las miles de cosas que puedan ser motivo de conversación entre una caperucita (Roja o Encarnada) y un desmayado lobo. Al final se comerían el pastel y se iría cada uno por un lado, cantando "amigos para siempre..."

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