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jueves, 30 de julio de 2009

3.- EL MONSTRUO

Transmitía su hermosura a través de sus ojos azules, limpios, profundos.Quizá no me esté permitido tildarla de hermposa.

Su madre, cuando la llevaba aun en su vientre, había sufrido en sus entrañas el devastador efecto del escape nuclear.

El feto, ajeno a este desastre, daba pequeñas pataditas sobre el vientre materno, como todos hemos hecho en esa etapa de nuestra vida.

Al producirse el parto se dieron cuenta de que las consecuencias de la hecatombe fueron mucho más trágicas de lo que pensaron en un principio.

La preciosa niña tenía cuerpo de perro.

1 comentario:

Maruja dijo...

EMILIO: ME ALEGRO DE ECONTRARME CON TU ESCRITO, PUES LOS COMPAÑEROS ESTAN ESCRIBIENDO MUY POCOSY ESO QUE ESTAMOS DE VACACIONES.
ME HA GUSTADO,MUY ORIGINAL...