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domingo, 3 de agosto de 2008

Adios a Paco "el niño".



El día 2 de agosto de 2008 dejó de caminar. Mejor dicho: "cogió la carrerilla hasta el Cielo".




Todos los que compartimos con él los últimos años de su vida, los que lo vimos de forma distinta, sabemos de su bondad, de su amistad, de su predisposición a hacer el bien, sin esperar nada a cambio. Toda su vida se la pasó ayudando a los demás por el simple placer de ser útil.

Cuando un mes de agosto, el día de San Cayetano, se enteró de que un grupo de amigos habían salido caminando hasta la ermita de Jolúcar, ya hacía no sé cuánto tiempo, echó a correr hasta que llegando al pueblo se encontró con el grupo. Les preguntó si podía ir con ellos y, al decirle que sí, se puso muy contento. Y es que Paco era de los que las pequeñas cosas le parecían enormes; si tenías un detalle con él te lo agradecía como si fuera la cosa más grande del mundo. Desde aquel encuentro del día 7 de agosto ya no se separó de nosotros. A todas las excursiones venía lleno de alegría y dinamismo, a todo el mundo le contaba lo bien que lo tratábamos y lo contento que iba con nosotros a cualquier parte.

Si nos ponemos a relatar los muchos momentos que hemos vivido juntos, sería interminable. A mí me trataba como si yo fuera un niño pequeño; cuando regresábamos de las excursiones se venía conmigo hasta mi casa y le decía a mi mujer: "Maria, que te lo traigo entero y en plenas facultades. Cuando caminábamos siempre me decía, si te cansas yo te cojo la mochila y así vas más descansado. Los recuerdos se me atropellan en la mente. Lo veo, con sus pasitos cortos, caminando junto a Fernando Martín, de gran zancada, y por cada paso que daba Fernando él tenía que dar tres, pero no se retrasaba ni un metro. Si alguien le pedía algo, lo cumplía al instante y de la forma más eficaz que imaginarse pueda.

No quisiera cansaros haciendo demasiado largo este relato. Nuestras vivencias con Paco están todas llenas de anécdotas y, sobre todo, de ternura. Él pensaba que todos le estábamos haciendo un favor admitiéndolo en nuestro grupo y la verdad es que quien nos hizo un favor fue él a nosotros. Nos enseñó que la verdadera valía no está en los intereses materiales ni en la posición social. Nos enseñó a ser BUENOS.

Descanse en paz.

1 comentario:

Angela Magaña dijo...

Ratifico lo que Emilio ha dicho. No me conocía de nada, pero fue solícito, amable, protector y me animó a seguir. El resumen es: BONDAD. Era bondadoso y no hacía alarde de ello.
Espero que él, donde esté: por ahí arriba, encuentre lo mismo que ofrecía.
Paz para él. ANGELA