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domingo, 13 de noviembre de 2011

ALCORNOCAL DE LUJAR


Primavera. Día espléndido, el sol luchando con el Conjuro para iluminar nuestra tierra. De buenas a primeras me encuentro con Antonio que me hace una proposición (honesta, por supuesto): irnos los dos a hacer unas fotografías de bichos y flores, al Alcornocal de Lújar; lugar al que tanto quería y que cada vez descubría algo nuevo.
Nos fuimos por la carretera de Pueblonuevo, hasta llegar al camino de las "bolas" (creo que ya las han capado); allí iniciamos nuestra andadura, fotografiando una mariposa por acá y una florecilla, que se llamaba... ¡vaya usted a sabe!, por allá. En toda mi vida junto a él jamás lo he visto disfrutar tanto. Yo, con mi cámara de video persiguiendo mariposas, sin que ninguna se quedara conmigo; en cambio él las encantaba, se paraban, desplegaban las alas y se ponían coquetas esperando que las retratara. Tenía un encanto especial con todo bicho viviente. incluidos los de dos patas. Yo siempre he tenido cierto repelús a los bichos y me los fue quitando: este día me hizo que cogiera con mucho cuidado una cigarra (chicharra se le dice en Motril) para fotografiarla; yo no podía ni respirar, la mano me temblaba y con la otra cogí mi codo para darle algo d estabilidad.
Después fue una orquídea y me explicó que estas flores adquieren su forma, parecida al bicho asociado, para atraerlo y, de esta manera, efectuar la polinización.
Estuvimos contemplando los movimientos de tierra que hacían para instalar los aerogeneradores (ventiladores, para que nos entendamos) y planteándonos si ésto era bueno para la naturaleza: si el beneficio era superior a los inconvenientes y si una cosita hoy y otra mañana, no se estaría degradando muestra vida y, sobre todo la de nuestros hijos.
Al final nos volvimos y tomamos unas cervezas (sin alcohol, porque había que conducir) y una tapillas de nada.

1 comentario:

Maruja dijo...

Emilio, me encanta ver que sigues escribiendo y contando cosas de él que no sabimos... Besos