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viernes, 8 de febrero de 2008

Reflexiones

Quizá debido a que mi disfunsión se ha agravado, en estos días me ha dado por mirar en mi interior. Recordar con nostalgia toda mi vida, desde pequeñito hasta llegar a hoy mismo.
Miro hacia el patio y veo cosas que, aunque siempre estaban ahí, nunca las había visto. Hoy l0 hemos convertido en jardín, cuando antes era el corral, donde se acumulaba el estiércol para abobar los campos. El limón vestido de verde con pintas amarillas. Los rosales a punto de florecer, asomando sus yemas, que en un futuro próximo serán rosas. Pienso en los años que he vivido, lo que he disfrutado. Las penas que he sufrido, que son también una manera de vivir, es cuando te das cuenta con toda realidad de que estás viviendo. Desde este balcón ya se ve el mundo desde otra perspectiva, como si estuvieras llegando al final del camino, y piensas que no era tan largo como creías en un principio.
Es verdad que la vida es bonita. La primera novia que tuviste y que creías que nunca podrías vivir sin ella. El partido que ganaste, cuando empezaste perdiendo. Los amigos que creías que eran para toda la vida.
Los sueños frustrados, cuando querías estudiar y, a los doce años, tuviste que empezar a trabajar. Las oportunidades perdidas, que son irrecuperables.
Los hijos, con los que disfrutaste como un cosaco, y que luego se fueron independizando, por lógica de la vida. Y, muy de tarde en tarde, vienen a visitarte o, lo que es más común, tienes que ir tu a verlos. Luego los nietos que te hacen vivir otra experiencia. Dicen que se disfrutan más que a los hijos, y es natural, ya no tienes la responsabilidad de su educación ni de su manutención y son también parte de ti.
Miras hacia atrás, recordando cosas banales, quizá porque te da miedo mirar hacia adelante, enfrentarte con la realidad.
Ya no es el que afrontes con mayor o menor entereza el problema que tienes. Ahora se trata de algo más serio.
Tengo que leer a Unamuno.

1 comentario:

Angela Magaña dijo...

Al leerlo, me he sentido muy solidaria. Los hijos, los nietos, los amigos: a todos nos ocurre lo mismo con ellos. En el fondo:¡Qué nostalgia!
Escribes muy bien. Perdona, no lo había descubierto hasta ahora.
No se a lo que te refieres cuando hablas de tu salud. Espero, que me lo cuentes, algún día.
ANGELA.